Estados Unidos comenzó a aplicar un nuevo esquema de control migratorio impulsado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que contempla la toma de fotografías y el registro de datos biométricos a todas las personas extranjeras que entren o salgan del país, sin importar el tipo de visa o estatus migratorio. La medida ya se implementa en aeropuertos, cruces fronterizos terrestres y puertos marítimos.
El procedimiento incluye la captura de información como huellas dactilares y rasgos faciales, y ahora abarca también a grupos que anteriormente estaban excluidos, como menores de 14 años y adultos mayores. La disposición alcanza a residentes permanentes, visitantes temporales, trabajadores con visa y turistas, como parte de un sistema de verificación más amplio.
Autoridades del Departamento de Seguridad Nacional señalaron que el objetivo es fortalecer la seguridad nacional y contar con un registro más preciso de la identidad y los movimientos de los viajeros, con el fin de prevenir el uso indebido de documentos, detectar irregularidades migratorias y confirmar la salida de personas extranjeras del territorio estadounidense.
La medida ha generado inquietudes entre organizaciones defensoras de derechos civiles, que han manifestado preocupación por el manejo, almacenamiento y resguardo de los datos personales. Este nuevo control se suma a otras iniciativas recientes que buscan endurecer los requisitos de ingreso al país.
